20090302

EL MAESTRO Y SABIO JANINA



Rabí Janiná ben Akashiá: nos dijo"quiso el Kadósh Barúj Hú refinar la humanidad y para ello le dio abundancia de Torá y preceptos.
" (Mishná).Cabe aquí la pregunta : ¿a qué refinamiento se refería el Sabio.Las leyes generales que rigen todos los estratos de la realidad y la vida son la manifestación de la Fuerza Creadora dentro del espacio y el tiempo, es decir la Voluntad del Kadósh Barúj Hú.(DIOS)El trabajo espiritual del hombre consiste en elevar su voluntad y deseo a Su Fuente, el Infinito / Ein - Sof, recipiente de la plenitud de Su Luz. Cuando esto sucede, toda la multiplicidad de la realidad y la vida encuentran su resolución al fusionarse con su raíz y máxima identidad, el Kadósh Barúj Hú.El lenguaje de la Kabaláh es una precisa nomenclatura que designa las gradaciones de manifestación de la voluntad y el deseo.El Gran Sabio Kabalista Ashlag en su " Introducción al Libro del Zóhar" nos explica que la voluntad se encuentra por encima del pensamiento, es decir, que cuando el hombre piensa no hace más que articular y darle forma mental a su voluntad y deseo.
De acuerdo a la percepción mistica hebrea de la realidad el pensamiento no es causa sino consecuencia.El acto de pensar es el resultado de cómo intelectualizamos y percibimos nuestra voluntad y deseo.La función del pensamiento consiste en discernir si nuestro deseo es egoísta o altruista, previendo así la consecuencia de nuestros actos.
¿Qué es lo que el hombre desea ?Todos deseamos recibir plenitud, denominada en el lenguaje de la Kabalah: Luz / Or. Cada uno le confiere a la plenitud, a la Luz, un nombre. A veces la denominamos riqueza, otras salud, otras amor, etc. Cada nombre que le adjudicamos a la plenitud de la Luz responde a nuestras propias limitaciones. La plenitud de la Luz no es influenciada a causa de nuestros intereses temporales ni varía a raíz de los nombres que le adjudiquemos, de la misma forma que las leyes físicas como la gravedad, etc. no se ven afectadas por nuestros pensamientos ni estados de ánimo; lo que cambia es nuestra relación hacia la Luz. Cada nombre nos indica la forma en la cual recibimos la plenitud de la Luz. Todas las denominaciones que mencionamos, riqueza, amor,etc., son características temporales y espaciales, es decir materiales y densas de cómo percibimos la Luz.El lenguaje de la Kabalah nos introduce en sus propios códigos y terminología para denominar nuestra relación y recepción de la Luz / Or, los cuales están por encima de las influencias temporales y espaciales.
La recepción de la plenitud de la Luz, de lo completo, es la fuerza primigenia que mueve todos los procesos de la Creación.El deseo de recibir dicha plenitud es lo esencial y común a todos los seres, luego cada uno lo intelectualiza y limita dentro de su mente y/o emociones, transformándolo en algo intelectual y/o emocional.El deseo de recibir es la naturaleza básica de todo lo creado y es lo que nos hace limitar y dividir la realidad, alejándonos de lo que se encuentre fuera del área de nuestros intereses particulares.La Torá nos transmite que el prcepto más importante es amar al prójimo como a nosotros mismos.Dicha mitzvá precepto nos indica que hasta que el hombre no transforme su deseo de recibir en deseo de dar no logrará entender a su prójimo, a la vida, ni tampoco podrá conocer el objetivo para el que fue creado este mundo.
El Kadósh Barúj Hú sólo da, ya que ¿ de quién va a recibir ?Nosotros en cambio somos deseo de recibir.Cuando el hombre recibe para compartir y no por egoísmo comienza a entender a los otros hombres. De ese modo se transforma él mismo en "socio activo del programa de la Creación",De acuerdo a la Kabalah , la Creación conforma el espacio donde se producen los movimientos y cambios activados por la voluntad y el deseo.Las dos coordenadas básicas de la Creación son el espacio y el tiempo, es decir que nuestro deseo de recibir se mueve dentro del ámbito de la Creación (espacio y tiempo) para lograr satisfacer sus ansias de plenitud.
La voluntad y el deseo están por encima del espacio y del tiempo.La comprobación más contundente de ello es que cuando deseo realmente algo genero el tiempo y el espacio para conseguirlo. Siempre tenemos tiempo para lo que realmente deseamos.Más aún, si ese deseo llega al grado de necesidad, el tiempo y el espacio no son más que coordenadas en donde la voluntad se expande para lograr su objetivo.
La voluntad supera lo temporal y lo espacial y es lo que crea, moldea y dirige a estas dimensiones.La voluntad da forma y dirección a todo lo existente dentro de estas dos coordenadas, como ser el pensamiento, la emoción y la acción.Debido a esto, la educación hebrea mistica busca el desarrollo y fortalecimiento de la voluntad, lo que por ende mejora y refina el pensamiento, la emoción y nuestros actos. Nuestra voluntad debe actuar dentro de las leyes objetivas que rigen la Creación, sino caeríamos bajo influencias pasajeras, es decir que simplemente estaríamos esclavizados a nuestros deseos y emociones temporales olvidándonos del objetivo de plenitud que abarca a todos los seres y a todos los aspectos de la realidad.
El hombre debe educarse para pensar dentro de las leyes objetivas que rigen los planos materiales, emocionales, mentales y espirituales como un todo indivisible.Dichas leyes se encuentran codificadas en la Sabiduría Interior de la Torá: la kabalah
La Sabiduría de la kabalah se dirige al interior del hombre, a nuestro deseo y voluntad de recibir la Plenitud Infinita (Kabalah = recepción).
Todas las expresiones de la Sabiduría de la Kabalah sobre lo temporal y espacial, no se refieren al espacio y al tiempo como los entendemos en nuestra realidad material y sensorial.En el lenguaje de la Kabalá los términos antes y después significan causa y consecuencia, siendo antes la causa y después la consecuencia.
Los conceptos superior - elevación se refieren a la medida de refinamiento del deseo mientras que, por el contrario, los conceptos inferior - descenso son medidas de densificación del mismo. Cuando se dice que un estado se elevó, significa que el estado inferior refinó su voluntad y deseo fusionándose con el estado superior, es decir que superó su deseo de recibir egoísta transformándolo en altruismo.
Al profundizar en los códigos y el lenguaje de la Kabalah comenzamos a percibir el orden que ocupa cada aspecto de la realidad. A partir de allí podemos entender la vida en forma objetiva, de lo contrario viviríamos en un mundo caótico reaccionando constantemente ante todo lo que sucede sin percibir como cada particularidad tiene su función y lugar en el Todo.
El estudio y la aplicación de la kabalah unicista a través de los preceptos debe estar integrado completamente a nuestra vida cotidiana, ya que la substancia a la cual la Kabalah se refiere es el deseo, y es precisamente el deseo lo que la Torá nos exige refinar en nuestro trabajo espiritual.
De acuerdo a la Torá, tanto mejor es el hombre cuanto superiores son sus deseos, es decir que sus deseos generan el bien. Y esto es lo que expresó Rabí Janiná ben Akashiá : "quiso el Kadósh Barúj Hú refinar la humanidad y para ello le dió abundancia de Torá y preceptos", con el propósito de acercarnos a EL, Raíz y Fuente de todo lo creado.

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