Geografía del alma.
Cuando las personas meditan, duermen o mueren la Neshamá-Espiritu alma se eleva a una realidad sutil donde sólo mantienen la conciencia las almas depuradas de la atracción que ejerce el mundo material-sensorial cuando se transforma en un fin en sí mismo.
Salió Jacobo de Beer Sheva y fue hacia Jarana
La geografía de la Torá Antiguo testamento es también espiritual. Los movimientos de las personalidades de la Torá indican los movimientos de la Neshamá-alma en su proceso por alcanzar la Armonía Infinita. La tierra de Israel implica el espacio material, emocional, mental y espiritual donde la Neshamá alma dispone de todo el potencial para concretizar su objetivo. Los movimientos de los patriarcas representan a los desafíos que debe enfrentar la Neshamá en su itinerario espiritual.
El Zóhar nos dice que Beer Sheva-Manantial Septenario, alude a la sefirá esfera mistica Biná, generadora de las siete sefirót comprendidas entre Jésed y Maljút. Biná genera la Neshamá el potencial cognitivo humano, la percepción temporal-espacial: los siete orificios de la cabeza -dos ojos, dos oídos, dos narinas y la boca-, los siete días de la Creación y las siete direcciones espaciales -arriba, abajo, derecha, izquierda, adelante, atrás y centro- (movimientos del lulav en Sucót). Así mismo Iaacóv, destinado a transformarse en Israel, indica el potencial de la Neshamá para alcanzar la Armonía Universal. Iaacóv sale de la Tierra de Israel. La Neshamá sale del estado que armoniza al ser con el conocer hacia un estado de conciencia donde le es necesario revelar todo su potencial para retornar renovada y con plena conciencia de todas sus facultades.
Se encontró en el lugar y pernoctó allí, pues el sol se había puesto.
Para expresar «se encontró en el lugar» la Torá dice «Vaifgá baMakom», que también significa «afectó al lugar». El objetivo de la Creación es que gradualmente se revele la armonía absoluta. Ello significa que la armonía debe alcanzar finalmente a todo y a todos. Cuando nuestra percepción de la armonía se ve alterada por nuevas circunstancias («afectó al lugar») denota que nuestra comprensión es insuficiente y que hay aspectos que no hemos tomado en cuenta. Por ello continúa el versículo diciéndonos «pues el sol se había puesto», la luz a la que estábamos acostumbrados, nuestra comprensión, ya no nos es suficiente, debemos analizar ahora con una luz nueva, alcanzando una percepción más amplia y profunda de la realidad. Para ello debemos revelar aspectos aun desconocidos de nuestro potencial.
Tomó de las piedras del lugar y las dispuso debajo de su cabeza y se acostó en el lugar aquel.
Las piedras señalan lo pasivo, el reino mineral que no posee movimiento propio y que por lo tanto depende de una voluntad exterior para moverse. Por otro lado la cabeza humana indica el mayor potencial de la Creación. Iaacóv sabe que él sale de la tierra de Israel con un objetivo: revelar la sabiduría que armonice a toda la realidad, tanto a los individuos pasivos que dependen de la voluntad de otros para tomar decisiones como a las mentes más brillantes ¿Cómo armonizar una Creación que abarca individuos con características tan diferentes? Jacob comprendió que la diferencia intelectual y/o de forma es sólo un aspecto exterior. La verdadera esencia del alma es el deseo por alcanzar la armonía infinita, ante lo cual cada ser humano conforma un aspecto único, sagrado y por lo tanto imprescindible para completar el gran puzzle universal.
Y soñó que había una escalera afirmada sobre la tierra y su cabezal alcanzaba los cielos y los enviados de Elokím Dios ascendían y descendían por ella.
Cuando las personas meditan, duermen o mueren la Neshamá alma se eleva a una realidad sutil donde sólo mantienen la conciencia las almas depuradas de la atracción que ejerce el mundo material-sensorial cuando se transforma en un fin en sí mismo. En los mundos espirituales la percepción sensorial no posee realidad, allí no rige ni la estética ni las formas materiales, allí rigen las formas espirituales que son proporcionales a los grados de voluntad altruista que la persona logra al sobreponerse a las diferentes situaciones existenciales. Ante cada circunstancia que la vida nos enfrenta la Torá nos da los parámetros objetivos-mitzvót,preseptos para que confrontemos nuestro deseo a la Voluntad Superior. A través de la meditación, el sueño y la profecía el alma puede alcanzar, de acuerdo a la voluntad lograda, niveles de conciencia en la realidad espiritual y luego traducirlos de diferentes formas en la realidad material-sensorial. La escalera de Iaacóv representa todos esos grados de voluntad en armonía con los principios espirituales que el ser humano puede alcanzar. Pero la Torá nos advierte: «los enviados de Elokím ascendían y descendían por ella». La realidad es infinita, lo que hoy creemos que es la perfección es sólo un grado más de un proceso cósmico. JACOB nos enseña que lo que hasta hoy logramos en nuestro trabajo espiritual debemos considerarlo como un peldaño más para apoyarnos y continuar subiendo hasta que todo y todos alcancemos la Armonía que unifica a todo y a todos.
La geografía de la Torá Antiguo testamento es también espiritual. Los movimientos de las personalidades de la Torá indican los movimientos de la Neshamá-alma en su proceso por alcanzar la Armonía Infinita. La tierra de Israel implica el espacio material, emocional, mental y espiritual donde la Neshamá alma dispone de todo el potencial para concretizar su objetivo. Los movimientos de los patriarcas representan a los desafíos que debe enfrentar la Neshamá en su itinerario espiritual.
El Zóhar nos dice que Beer Sheva-Manantial Septenario, alude a la sefirá esfera mistica Biná, generadora de las siete sefirót comprendidas entre Jésed y Maljút. Biná genera la Neshamá el potencial cognitivo humano, la percepción temporal-espacial: los siete orificios de la cabeza -dos ojos, dos oídos, dos narinas y la boca-, los siete días de la Creación y las siete direcciones espaciales -arriba, abajo, derecha, izquierda, adelante, atrás y centro- (movimientos del lulav en Sucót). Así mismo Iaacóv, destinado a transformarse en Israel, indica el potencial de la Neshamá para alcanzar la Armonía Universal. Iaacóv sale de la Tierra de Israel. La Neshamá sale del estado que armoniza al ser con el conocer hacia un estado de conciencia donde le es necesario revelar todo su potencial para retornar renovada y con plena conciencia de todas sus facultades.
Se encontró en el lugar y pernoctó allí, pues el sol se había puesto.
Para expresar «se encontró en el lugar» la Torá dice «Vaifgá baMakom», que también significa «afectó al lugar». El objetivo de la Creación es que gradualmente se revele la armonía absoluta. Ello significa que la armonía debe alcanzar finalmente a todo y a todos. Cuando nuestra percepción de la armonía se ve alterada por nuevas circunstancias («afectó al lugar») denota que nuestra comprensión es insuficiente y que hay aspectos que no hemos tomado en cuenta. Por ello continúa el versículo diciéndonos «pues el sol se había puesto», la luz a la que estábamos acostumbrados, nuestra comprensión, ya no nos es suficiente, debemos analizar ahora con una luz nueva, alcanzando una percepción más amplia y profunda de la realidad. Para ello debemos revelar aspectos aun desconocidos de nuestro potencial.
Tomó de las piedras del lugar y las dispuso debajo de su cabeza y se acostó en el lugar aquel.
Las piedras señalan lo pasivo, el reino mineral que no posee movimiento propio y que por lo tanto depende de una voluntad exterior para moverse. Por otro lado la cabeza humana indica el mayor potencial de la Creación. Iaacóv sabe que él sale de la tierra de Israel con un objetivo: revelar la sabiduría que armonice a toda la realidad, tanto a los individuos pasivos que dependen de la voluntad de otros para tomar decisiones como a las mentes más brillantes ¿Cómo armonizar una Creación que abarca individuos con características tan diferentes? Jacob comprendió que la diferencia intelectual y/o de forma es sólo un aspecto exterior. La verdadera esencia del alma es el deseo por alcanzar la armonía infinita, ante lo cual cada ser humano conforma un aspecto único, sagrado y por lo tanto imprescindible para completar el gran puzzle universal.
Y soñó que había una escalera afirmada sobre la tierra y su cabezal alcanzaba los cielos y los enviados de Elokím Dios ascendían y descendían por ella.
Cuando las personas meditan, duermen o mueren la Neshamá alma se eleva a una realidad sutil donde sólo mantienen la conciencia las almas depuradas de la atracción que ejerce el mundo material-sensorial cuando se transforma en un fin en sí mismo. En los mundos espirituales la percepción sensorial no posee realidad, allí no rige ni la estética ni las formas materiales, allí rigen las formas espirituales que son proporcionales a los grados de voluntad altruista que la persona logra al sobreponerse a las diferentes situaciones existenciales. Ante cada circunstancia que la vida nos enfrenta la Torá nos da los parámetros objetivos-mitzvót,preseptos para que confrontemos nuestro deseo a la Voluntad Superior. A través de la meditación, el sueño y la profecía el alma puede alcanzar, de acuerdo a la voluntad lograda, niveles de conciencia en la realidad espiritual y luego traducirlos de diferentes formas en la realidad material-sensorial. La escalera de Iaacóv representa todos esos grados de voluntad en armonía con los principios espirituales que el ser humano puede alcanzar. Pero la Torá nos advierte: «los enviados de Elokím ascendían y descendían por ella». La realidad es infinita, lo que hoy creemos que es la perfección es sólo un grado más de un proceso cósmico. JACOB nos enseña que lo que hasta hoy logramos en nuestro trabajo espiritual debemos considerarlo como un peldaño más para apoyarnos y continuar subiendo hasta que todo y todos alcancemos la Armonía que unifica a todo y a todos.
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