El séptimo día Dios había terminado la obra que hizo, y reposó en el séptimo día de toda la obra que había hecho.
Por eso Dios bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Dios había hecho.Existe un importante tratado, la Guía de los Perplejos, escrito por uno de los más grandes sabios medievales: Moshé ben Maimón o simplemente Maimónides. En este encomiable esfuerzo por sacarnos de la perplejidad, nos explica que la Creación es una novedad; sucede algo que no había antes. Está escrito “en el comienzo”, breshit, y no “primero”. El primero es función del tiempo; el comienzo no está en el tiempo sino que le antecede; la creación de Dios comprende también al tiempo: Está escrito que Dios creó al cielo y a la tierra. Ahí figura la partícula hebraica et que sirve de unión entre el verbo y el objeto directo. Ahora bien, “et” significa también “con”. Cabe entender, pues: Dios creó con el cielo y con la tierra, todo lo que creó. Todo conjuntamente, de una sola vez. Hay un solo acto de creación. Por más que en el relato bíblico la creación abarque una sucesión de días, que culmina con un descanso en el séptimo, no se trata ya del trabajo de Dios sino del florecimiento de la obra ya hecha.
Esto da sentido a la conocida fórmula bíblica que hemos empleado en la sección inicial: ...y vio Dios que era bueno. ¿Qué significa eso? ¿Es que necesita Dios, que es pura perfección, convencerse de que sus propias creaciones son “buenas”? Parece claro que no: lo que la frase nos muestra es que todo lo creado por Dios coincide con Su voluntad. Según la interpretación de Maimónides, no hay otra finalidad en la creación que la voluntad de Dios.
La Matemática se apoya en una noción fundamental, la de sistema axiomático: a modo de simplificación, puede pensarse que la Matemática resulta un auténtico surtido de teorías, universos creados que se sostienen en conjuntos arbitrarios de axiomas. Veremos a continuación que un “sistema religioso” puede concebirse en cierta forma como una teoría matemática, aunque el religioso se preocupa por algo que al matemático, sobre todo al formalista, le es completamente indiferente: la verdadera verdad.
Dijo San Agustín: “Sin la Matemática no nos sería posible comprender muchos pasajes de las Sagradas Escrituras”. Vale la pena apoyar esta idea, e incluso extender la necesidad del pensamiento formal a otra clase de “Escrituras”; no obstante, el criterio que guía a este trabajo se acerca más al romanticismo que subyace en el epígrafe de Novalis, en el que se rescatan las facetas menos aplicadas del ejercicio matemático.Muchas veces los sistemas filosóficos, científicos, matemáticos o religiosos se entremezclan, se confunden. Tal es el caso de Descartes, sobre quien los historiadores no terminan de decidir si su ciencia no es más que un apéndice de su filosofía, o si su filosofía corresponde a una extensión natural de su actividad científica. Las filosofías racionalistas se presentan a menudo como teorías matemáticas: ejemplo claro de ello es la Ética de Spinoza, ordine geometrico demonstrata, que fue escrita imitando el escrupuloso estilo de Euclides. Sus teoremas merecen una lectura detallada, matemática, aunque dejan entrever alguna trampa en lo que hace a la evidencia de las cosas. Más precisamente, vale la pena mencionar que las demostraciones se apoyan en gran medida en la forma de definir ciertos términos “primitivos”:
Por eso Dios bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Dios había hecho.Existe un importante tratado, la Guía de los Perplejos, escrito por uno de los más grandes sabios medievales: Moshé ben Maimón o simplemente Maimónides. En este encomiable esfuerzo por sacarnos de la perplejidad, nos explica que la Creación es una novedad; sucede algo que no había antes. Está escrito “en el comienzo”, breshit, y no “primero”. El primero es función del tiempo; el comienzo no está en el tiempo sino que le antecede; la creación de Dios comprende también al tiempo: Está escrito que Dios creó al cielo y a la tierra. Ahí figura la partícula hebraica et que sirve de unión entre el verbo y el objeto directo. Ahora bien, “et” significa también “con”. Cabe entender, pues: Dios creó con el cielo y con la tierra, todo lo que creó. Todo conjuntamente, de una sola vez. Hay un solo acto de creación. Por más que en el relato bíblico la creación abarque una sucesión de días, que culmina con un descanso en el séptimo, no se trata ya del trabajo de Dios sino del florecimiento de la obra ya hecha.
Esto da sentido a la conocida fórmula bíblica que hemos empleado en la sección inicial: ...y vio Dios que era bueno. ¿Qué significa eso? ¿Es que necesita Dios, que es pura perfección, convencerse de que sus propias creaciones son “buenas”? Parece claro que no: lo que la frase nos muestra es que todo lo creado por Dios coincide con Su voluntad. Según la interpretación de Maimónides, no hay otra finalidad en la creación que la voluntad de Dios.
La Matemática se apoya en una noción fundamental, la de sistema axiomático: a modo de simplificación, puede pensarse que la Matemática resulta un auténtico surtido de teorías, universos creados que se sostienen en conjuntos arbitrarios de axiomas. Veremos a continuación que un “sistema religioso” puede concebirse en cierta forma como una teoría matemática, aunque el religioso se preocupa por algo que al matemático, sobre todo al formalista, le es completamente indiferente: la verdadera verdad.
Dijo San Agustín: “Sin la Matemática no nos sería posible comprender muchos pasajes de las Sagradas Escrituras”. Vale la pena apoyar esta idea, e incluso extender la necesidad del pensamiento formal a otra clase de “Escrituras”; no obstante, el criterio que guía a este trabajo se acerca más al romanticismo que subyace en el epígrafe de Novalis, en el que se rescatan las facetas menos aplicadas del ejercicio matemático.Muchas veces los sistemas filosóficos, científicos, matemáticos o religiosos se entremezclan, se confunden. Tal es el caso de Descartes, sobre quien los historiadores no terminan de decidir si su ciencia no es más que un apéndice de su filosofía, o si su filosofía corresponde a una extensión natural de su actividad científica. Las filosofías racionalistas se presentan a menudo como teorías matemáticas: ejemplo claro de ello es la Ética de Spinoza, ordine geometrico demonstrata, que fue escrita imitando el escrupuloso estilo de Euclides. Sus teoremas merecen una lectura detallada, matemática, aunque dejan entrever alguna trampa en lo que hace a la evidencia de las cosas. Más precisamente, vale la pena mencionar que las demostraciones se apoyan en gran medida en la forma de definir ciertos términos “primitivos”:
El concepto de eternidad, contrariamente a lo que suele suponerse, no remite a algo que duraen el tiempo, sino más bien a algo que no transcurre; en otras palabras, la eternidad puede ser pensada como la identificación de pasado, presente y futuro. La preposición “et” también representa según los sabios a la totalidad pues está compuesta de la primera letra hebrea (alef), y la última (tav). Cabe destacar que el papel de las letras es fundamental en todo el Génesis; entre otras cosas, la creación se lleva a cabo a través de las letras, lo cual justifica el epígrafe de esta sección.
La tradición brinda ejemplos de versiones aun más sintéticas: se cuenta que una vez un provocador desafió al sabio Hillel a que le enseñara la Torá en el tiempo que pudiera aguantar parado en un sólo pie. Con tranquilidad, Hillel respondió: “No hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti. Esa es toda la Ley. Lo demás son comentarios. Vé y apréndelo”.Vale la pena hacer notar que la palabra “ciencia” tiene la misma raíz que esquizo (separar), oponiéndose a “religión”, que se origina en religare, volver a unir. La mística judía rechaza esta denominación por imperfecta, puesto que considera que la realidad es única e indivisible, sin que exista nada que deba volver a unirse. Este argumento explica el desacuerdo hacia la “disimilitud” expresado al comienzo. Por eso el observante no se dice religioso, ni creyente; más bien se considera “sabedor” de la existencia de Dios. A decir verdad, ni siquiera la palabra “Dios” es del todo aceptable pues proviene de Zeus, hijo a su vez de Cronos (Tiempo), y esta subordinación, además de limitar al Eterno, contradice aquello de Dios como creador del Espacio-Tiempo.La sección de la Biblia “Emor”, declara (Vaykrá 23:1): “Habló Di-s a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles los tiempos de Di-s a los que llamarán convocaciones santas. Estos son Mis tiempos. Seis días trabajaréis, y el día séptimo es sabado Shabat, el cual será llamado sagrado”. Está escrito (Iashia 58: 13): ”Llamarás al Shabat, deleite”. La explicación es, que el Shabat es el deleite de todos. Tanto del alma como del cuerpo, tanto de los de arriba, que viven en las alturas celestiales, como de los de abajo, que habitan en la tierra.Por ejemplo, hallamos el caso de Rabi Abau, quien solía sentarse sobre un asiento de marfil, y echaba viento al fuego, para que se cocine la comida que él, su familia, y los convidados saborearían en Shabat.Rab Anan, era el director y juez supremo de uno de los tribunales más importantes, y además, autor del libro Tana Dbei Eliahu, el cual es considerado una de las obras más destacadas de todos los tiempos. Pese a todos estos honores, el mentado erudito cuando llegaba el momento de realizar los preparativos para el Shabat, se quitaba su ropa, y vestía otras más simples. Actuaba así, por lo que fue enseñado en la academia de Rabí Ishmael: “Las vestimentas con las que el individuo preparó la comida a su amo, que no las utilice para servirle a su amo la copa de vino”. Debe quitarse las prendas que se llenaron de humo, u olor a comida, y vestir otras limpias y decorosas, para presentarse frente a él, en forma digna y honorable.Esta necesidad de cuidar lo que se dice en el día de Shabat, ha sido anunciada por los profetas (Iashia 58: 13) “Si hicieres tornar en Shabat a tus pies, dejando de hacer tus cosas en Mi día sagrado, y llamares al Shabat deleite, para santificar al Di-s honrado, y lo honras, absteniéndote de ir por tus usuales sendas, abandonando tus asuntos, y no hablando palabras (ajenas a la santidad del día). Será entonces, que te deleitarás en Di-s, pues te enviará abundancia y deleite, y te alzará bien alto en la tierra. Entonces comerás los frutos de la heredad de Iaakov, tu padre, pues la boca de Di-s dijo esto”La sentencia expuesta: “abandonando tus asuntos, no hablando palabras” implica que no se debe hablar durante el Shabat, de cosas pertenecientes a los demás días de la semana, en los cuales se trabaja y realizan todas las cuestiones mundanas necesarias para la supervivencia.El motivo de esta solicitud es, porque cada vez que uno pronuncia una palabra, la misma asciende y despierta en las alturas celestiales a su equivalente espiritual. Por lo tanto, si es pronunciada una palabra mundana en Shabat, la misma sube y despierta allí arriba palabras mundanas, provocando una mella a la santidad del Shabat. Pues así debe ser también la conducta del individuo con respecto a las otras personas, donde quien invita un huésped a su casa, debe ocuparse de él y no de otra cosa. Del mismo modo como sucede con las palabras, acontece con las acciones. Si la persona hace algo bueno en la tierra, esa acción despierta una fuerza equivalente en las alturas. Por ejemplo, si el individuo realiza un acto de bondad en el mundo, despierta bondad en los cielos, descendiendo en ese día bondad al mundo, coronándose ese día de bondad por su causa. Esto que él hizo y produjo, ocasionará que el ángel encargado de ese día, se apegue a esa persona, y la proteja y defienda en el momento en que lo necesite.Esto mismo sucede a la inversa. Si el individuo realiza un acto de crueldad en la tierra, eso mismo despierta en las alturas, provocando una mella en ese día. Por eso, el ángel encargado de ese día, se unirá a él, y lo acompañará para suministrarle la misma cosa que hizo a su prójimo. El motivo es, porque existe una gran regla: “Con la medida que el hombre mide, con ella misma lo medirán a él”.Debido a este enunciado, dichosa la persona que muestra buenas acciones en el mundo, ya que, de cada acto realizado abajo, depende el efecto que hará descender de arriba.La crueldad es una cualidad de la cual la Torá ordena alejarse en forma absoluta. Para comprobarlo, situémonos en el versículo (Vaykrá 22: 28): “Bovino u ovino, a él y a su cría, no degüelles en un mismo día”.¿Cuál es el motivo de esta prohibición?. Podríamos pensar, que es por no causar pena o angustia al animal. Ya que la cría suele ir permanentemente detrás de la madre, para que la amamante. ¿Entonces, como vamos a matar al hijo delante de los ojos de su progenitora?. O, ¿cómo vamos a matar a la madre frente a los ojos del hijo?.Sin embargo, no es este el motivo de la prohibición, pues si así fuere, se podría llevar a la madre a un lugar donde no vea a su hijo, ni tampoco sea vista por él, y degollarla allí. Y lo mismo se haría con la cría. Por ello, tenemos que decir, que el motivo de la prohibición es otro. Es por la persona misma, para que no permita el ingreso a su interior de la crueldad. Esta es una cualidad de la cual se debe huir y situarse en el extremo opuesto.La razón es, porque seguramente queremos que tanto el Creador, como nuestros semejantes sean generosos con nosotros. Por eso nosotros debemos ser generosos con ellos, para no despertar crueldad en las alturas, y ser retribuidos con ella, merced a la regla: “Con la medida que el hombre mide, con ella misma lo medirán a él”.Una conducta benébola y generosa, debe mostrar la persona todos los días. Pero en Shabat, es necesario además, separarse de las cuestiones mundanas, y abocarse a la espiritualidad. El motivo es, porque el Shabat (y las festividades), es el día escogido por Di-s, tal como versa (Vaykrá 23:1): “Habló Di-s a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles los tiempos de Di-s a los que llamarán convocaciones santas. Estos son mis tiempos. Seis días trabajaréis, y el día séptimo es Shabat, el cual será llamado sagrado. Todo trabajo no será realizado en él, Shabat es para Di-s en todos vuestros lugares de residencia” (En los versículos subsiguientes, son enumeradas las demás festividades, que son el tiempo elegido por Di-s de entre los días del año).La elección del día de Shabat, como Su tiempo, por parte del Todopoderoso, se asemeja a lo hecho por un rey, quien en honor de su día, en el que conmemora el asenso al trono, o su cumpleaños, u otra celebración trascendental para él, preparó todo tipo de manjares, abrió barriles de vino añejo, y dispuso todo en las mesas del palacio, para que el pueblo venga a festejar con él.En el cielo, existen todos los manjares preparados y dispuestos por el Creador para celebrar el día de Shabat y las festividades junto a Su pueblo elegido. Solo que no son ellos elementos materiales, sino más bien se encuentran en estado espiritual, para ser atraídos por los hijos de Israel desde la tierra, a través de honrar al Shabat con manjares y delicias. De esta manera, la bendiciones de estos alimentos y bebidas espirituales, preparados por el Todopoderoso, se investirán en los alimentos y bebidas materiales dispuestos por nosotros, y ocasionarán abundancia y deleite para toda la semana en nuestros hogares y entorno.El Rey pretende que festejemos y nos alegremos con El en su día, y abandonemos momentáneamente todas las cuestiones mundanas que realizamos durantes los seis días laborales. También debemos apartarnos de pronunciar palabras que recuerden la actividad de los días hábiles.Rabí Iosef y Rabí Itzjak cierta vez iban por el camino. Rabí Itzjak preguntó: “¿En qué se basa la prohibición de hablar cosas mundanas en Shabat. La cuál es mencionada por el versículo (Iashia 58: 13) ‘no hablando palabras (ajenas a la santidad del día)’?. ¿Qué daño ello provoca?”.Rabí Iosef le respondió: “Lo que sucede es, que cada palabra que sale de la boca de la persona, tiene una voz. Inclusive cuando se la pronuncia en forma silenciosa, es decir, solamente a través del movimiento de los labios, en ese caso, el aliento que se origina, es la voz de la palabra. Esta atravesará todos los cielos, ascendiendo hasta la voz de las alturas celestiales, donde despierta otra palabra que es espiritual”.Rabí Itzak le preguntó: “¿qué es lo qué precisamente despierta?”.Rabí Iosef le dijo: “Despierta al ángel de los días laborales. Y a pesar de que esa palabra no tenga nada de malo, de todos modos, provoca un daño. El motivo es, porque lo mundano se inviste en la santidad, durante el día de Shabat. En ese momento, el Todopoderoso y las almas de Israel preguntan: ¿quién pretende separar la unión entre nosotros?. ¿Quién desea despertar aquí lo mundano?.El Rabí siguió explicando: En cambio, pensar palabras mundanas en Shabat, no produce esta mella, ya que no tiene voz, ni asciende a las alturas celestiales. Por eso, es permitido pensar sobre cuestiones laborales en el día de Shabat.Respecto a lo que dijimos de las palabras pronunciadas en la tierra, las cuales se transforman en voz y ascienden, es este el motivo por el cual, hay que esforzarse en hablar sobre las enseñanzas de la Torá, y demás cuestiones de santidad, principalmente en Shabat. Así, ellas treparán a lo más alto de los cielos, y se convertirán en una corona que se posará sobre la “cabeza del Rey” (es una expresión figurativa). Esto causará alegría en los cielos, y también en la tierra”.El descrito, es el motivo, por el cual es menester honrar al Shabat adecuadamente, esforzándonos al máximo en los preparativos para recibirlo, y en nuestra conducta durante el transcurso del mismo. Pues a través de ello, se genera una unión total y plena con el Todopoderoso en Su día, y eso provocará nuestro bienestar, abundancia, y felicidad, durante todos los días de la semana.La letra ZAIN que representa
La tradición brinda ejemplos de versiones aun más sintéticas: se cuenta que una vez un provocador desafió al sabio Hillel a que le enseñara la Torá en el tiempo que pudiera aguantar parado en un sólo pie. Con tranquilidad, Hillel respondió: “No hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti. Esa es toda la Ley. Lo demás son comentarios. Vé y apréndelo”.Vale la pena hacer notar que la palabra “ciencia” tiene la misma raíz que esquizo (separar), oponiéndose a “religión”, que se origina en religare, volver a unir. La mística judía rechaza esta denominación por imperfecta, puesto que considera que la realidad es única e indivisible, sin que exista nada que deba volver a unirse. Este argumento explica el desacuerdo hacia la “disimilitud” expresado al comienzo. Por eso el observante no se dice religioso, ni creyente; más bien se considera “sabedor” de la existencia de Dios. A decir verdad, ni siquiera la palabra “Dios” es del todo aceptable pues proviene de Zeus, hijo a su vez de Cronos (Tiempo), y esta subordinación, además de limitar al Eterno, contradice aquello de Dios como creador del Espacio-Tiempo.La sección de la Biblia “Emor”, declara (Vaykrá 23:1): “Habló Di-s a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles los tiempos de Di-s a los que llamarán convocaciones santas. Estos son Mis tiempos. Seis días trabajaréis, y el día séptimo es sabado Shabat, el cual será llamado sagrado”. Está escrito (Iashia 58: 13): ”Llamarás al Shabat, deleite”. La explicación es, que el Shabat es el deleite de todos. Tanto del alma como del cuerpo, tanto de los de arriba, que viven en las alturas celestiales, como de los de abajo, que habitan en la tierra.Por ejemplo, hallamos el caso de Rabi Abau, quien solía sentarse sobre un asiento de marfil, y echaba viento al fuego, para que se cocine la comida que él, su familia, y los convidados saborearían en Shabat.Rab Anan, era el director y juez supremo de uno de los tribunales más importantes, y además, autor del libro Tana Dbei Eliahu, el cual es considerado una de las obras más destacadas de todos los tiempos. Pese a todos estos honores, el mentado erudito cuando llegaba el momento de realizar los preparativos para el Shabat, se quitaba su ropa, y vestía otras más simples. Actuaba así, por lo que fue enseñado en la academia de Rabí Ishmael: “Las vestimentas con las que el individuo preparó la comida a su amo, que no las utilice para servirle a su amo la copa de vino”. Debe quitarse las prendas que se llenaron de humo, u olor a comida, y vestir otras limpias y decorosas, para presentarse frente a él, en forma digna y honorable.Esta necesidad de cuidar lo que se dice en el día de Shabat, ha sido anunciada por los profetas (Iashia 58: 13) “Si hicieres tornar en Shabat a tus pies, dejando de hacer tus cosas en Mi día sagrado, y llamares al Shabat deleite, para santificar al Di-s honrado, y lo honras, absteniéndote de ir por tus usuales sendas, abandonando tus asuntos, y no hablando palabras (ajenas a la santidad del día). Será entonces, que te deleitarás en Di-s, pues te enviará abundancia y deleite, y te alzará bien alto en la tierra. Entonces comerás los frutos de la heredad de Iaakov, tu padre, pues la boca de Di-s dijo esto”La sentencia expuesta: “abandonando tus asuntos, no hablando palabras” implica que no se debe hablar durante el Shabat, de cosas pertenecientes a los demás días de la semana, en los cuales se trabaja y realizan todas las cuestiones mundanas necesarias para la supervivencia.El motivo de esta solicitud es, porque cada vez que uno pronuncia una palabra, la misma asciende y despierta en las alturas celestiales a su equivalente espiritual. Por lo tanto, si es pronunciada una palabra mundana en Shabat, la misma sube y despierta allí arriba palabras mundanas, provocando una mella a la santidad del Shabat. Pues así debe ser también la conducta del individuo con respecto a las otras personas, donde quien invita un huésped a su casa, debe ocuparse de él y no de otra cosa. Del mismo modo como sucede con las palabras, acontece con las acciones. Si la persona hace algo bueno en la tierra, esa acción despierta una fuerza equivalente en las alturas. Por ejemplo, si el individuo realiza un acto de bondad en el mundo, despierta bondad en los cielos, descendiendo en ese día bondad al mundo, coronándose ese día de bondad por su causa. Esto que él hizo y produjo, ocasionará que el ángel encargado de ese día, se apegue a esa persona, y la proteja y defienda en el momento en que lo necesite.Esto mismo sucede a la inversa. Si el individuo realiza un acto de crueldad en la tierra, eso mismo despierta en las alturas, provocando una mella en ese día. Por eso, el ángel encargado de ese día, se unirá a él, y lo acompañará para suministrarle la misma cosa que hizo a su prójimo. El motivo es, porque existe una gran regla: “Con la medida que el hombre mide, con ella misma lo medirán a él”.Debido a este enunciado, dichosa la persona que muestra buenas acciones en el mundo, ya que, de cada acto realizado abajo, depende el efecto que hará descender de arriba.La crueldad es una cualidad de la cual la Torá ordena alejarse en forma absoluta. Para comprobarlo, situémonos en el versículo (Vaykrá 22: 28): “Bovino u ovino, a él y a su cría, no degüelles en un mismo día”.¿Cuál es el motivo de esta prohibición?. Podríamos pensar, que es por no causar pena o angustia al animal. Ya que la cría suele ir permanentemente detrás de la madre, para que la amamante. ¿Entonces, como vamos a matar al hijo delante de los ojos de su progenitora?. O, ¿cómo vamos a matar a la madre frente a los ojos del hijo?.Sin embargo, no es este el motivo de la prohibición, pues si así fuere, se podría llevar a la madre a un lugar donde no vea a su hijo, ni tampoco sea vista por él, y degollarla allí. Y lo mismo se haría con la cría. Por ello, tenemos que decir, que el motivo de la prohibición es otro. Es por la persona misma, para que no permita el ingreso a su interior de la crueldad. Esta es una cualidad de la cual se debe huir y situarse en el extremo opuesto.La razón es, porque seguramente queremos que tanto el Creador, como nuestros semejantes sean generosos con nosotros. Por eso nosotros debemos ser generosos con ellos, para no despertar crueldad en las alturas, y ser retribuidos con ella, merced a la regla: “Con la medida que el hombre mide, con ella misma lo medirán a él”.Una conducta benébola y generosa, debe mostrar la persona todos los días. Pero en Shabat, es necesario además, separarse de las cuestiones mundanas, y abocarse a la espiritualidad. El motivo es, porque el Shabat (y las festividades), es el día escogido por Di-s, tal como versa (Vaykrá 23:1): “Habló Di-s a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles los tiempos de Di-s a los que llamarán convocaciones santas. Estos son mis tiempos. Seis días trabajaréis, y el día séptimo es Shabat, el cual será llamado sagrado. Todo trabajo no será realizado en él, Shabat es para Di-s en todos vuestros lugares de residencia” (En los versículos subsiguientes, son enumeradas las demás festividades, que son el tiempo elegido por Di-s de entre los días del año).La elección del día de Shabat, como Su tiempo, por parte del Todopoderoso, se asemeja a lo hecho por un rey, quien en honor de su día, en el que conmemora el asenso al trono, o su cumpleaños, u otra celebración trascendental para él, preparó todo tipo de manjares, abrió barriles de vino añejo, y dispuso todo en las mesas del palacio, para que el pueblo venga a festejar con él.En el cielo, existen todos los manjares preparados y dispuestos por el Creador para celebrar el día de Shabat y las festividades junto a Su pueblo elegido. Solo que no son ellos elementos materiales, sino más bien se encuentran en estado espiritual, para ser atraídos por los hijos de Israel desde la tierra, a través de honrar al Shabat con manjares y delicias. De esta manera, la bendiciones de estos alimentos y bebidas espirituales, preparados por el Todopoderoso, se investirán en los alimentos y bebidas materiales dispuestos por nosotros, y ocasionarán abundancia y deleite para toda la semana en nuestros hogares y entorno.El Rey pretende que festejemos y nos alegremos con El en su día, y abandonemos momentáneamente todas las cuestiones mundanas que realizamos durantes los seis días laborales. También debemos apartarnos de pronunciar palabras que recuerden la actividad de los días hábiles.Rabí Iosef y Rabí Itzjak cierta vez iban por el camino. Rabí Itzjak preguntó: “¿En qué se basa la prohibición de hablar cosas mundanas en Shabat. La cuál es mencionada por el versículo (Iashia 58: 13) ‘no hablando palabras (ajenas a la santidad del día)’?. ¿Qué daño ello provoca?”.Rabí Iosef le respondió: “Lo que sucede es, que cada palabra que sale de la boca de la persona, tiene una voz. Inclusive cuando se la pronuncia en forma silenciosa, es decir, solamente a través del movimiento de los labios, en ese caso, el aliento que se origina, es la voz de la palabra. Esta atravesará todos los cielos, ascendiendo hasta la voz de las alturas celestiales, donde despierta otra palabra que es espiritual”.Rabí Itzak le preguntó: “¿qué es lo qué precisamente despierta?”.Rabí Iosef le dijo: “Despierta al ángel de los días laborales. Y a pesar de que esa palabra no tenga nada de malo, de todos modos, provoca un daño. El motivo es, porque lo mundano se inviste en la santidad, durante el día de Shabat. En ese momento, el Todopoderoso y las almas de Israel preguntan: ¿quién pretende separar la unión entre nosotros?. ¿Quién desea despertar aquí lo mundano?.El Rabí siguió explicando: En cambio, pensar palabras mundanas en Shabat, no produce esta mella, ya que no tiene voz, ni asciende a las alturas celestiales. Por eso, es permitido pensar sobre cuestiones laborales en el día de Shabat.Respecto a lo que dijimos de las palabras pronunciadas en la tierra, las cuales se transforman en voz y ascienden, es este el motivo por el cual, hay que esforzarse en hablar sobre las enseñanzas de la Torá, y demás cuestiones de santidad, principalmente en Shabat. Así, ellas treparán a lo más alto de los cielos, y se convertirán en una corona que se posará sobre la “cabeza del Rey” (es una expresión figurativa). Esto causará alegría en los cielos, y también en la tierra”.El descrito, es el motivo, por el cual es menester honrar al Shabat adecuadamente, esforzándonos al máximo en los preparativos para recibirlo, y en nuestra conducta durante el transcurso del mismo. Pues a través de ello, se genera una unión total y plena con el Todopoderoso en Su día, y eso provocará nuestro bienestar, abundancia, y felicidad, durante todos los días de la semana.La letra ZAIN que representa
el numero 7 la kabalah la interpreta asi.El valor de esta letra es siete. Representa los valores espirituales, que son la finalidad del mundo. Hshem creó al mundo en 6 días y cesó en el séptimo.
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