20090308

Abraham ibn Ezra


El "Kitab al-Muḥaḍarah wal-Mudhakarah" llegó a ser mucho más famoso. Se trata de un tratado de retórica y poesía, compuesto según las bases del "Adab" árabe, siendo el único de su tipo en la literatura hebrea. Fue escrito a petición de un amigo, el cual le había hecho ocho preguntas acerca de la poesía hebrea, las cuales se corresponden con cada uno de los ocho capítulos de la obra.
Los cuatro primeros tratan de la prosa y sus escritores, de la poesía y sus poetas, y del don natura para la poesía que tienen los árabes, el cual él atribuye al clima de Arabia. Concluye el cuarto capítulo diciendo que, salvo en muy raras excepciones, las partes poéticas de la Biblia no tienen métrica ni ritmo.
El quinto capítulo comienza con la historia del establecimiento de los judíos en España, la cual, de acuerdo con el autor, comienza durante el Éxodo, ya que la palabra, "Sefarad" usada por el profeta Obadiah (verso 20) significa "España". A continuación, la descripción de la actividad literaria de los judíos españoles, nombrando a los autores más importantes y sus obras. En el sexto capítulo, el autor cita varias máximas y describe la condición intelectual general de su época. Desprecia la indiferencia mostrada por el público hacia los eruditos. Esta indiferencia, declara, no afecta a su personalidad; aunque no se cuenta entre aquellos que han sido mal tratados por el destino, ha experimentado la buena y la mala fortuna. Por otra parte, no posee pretensión alguna de reconocimiento público gracias a que ha sido dotado con la virtud de la contención y la moderación.
En el capítulo número siete, el autor discute la cuestión de si es posible componer poesía en sueños, como algunos autores dignos de confianza han hecho. El octavo capítulo está dividido en dos partes, la primera relacionada con todo lo que tiene que ver con la poesía y los poetas, y, la segunda, describe en veinte párrafos, todo aquello que tiene que ver con los tropos, las figuras, y otra formas poéticas.
Moisés ibn Ezra nace en Granada en el año 1.055.
Para situar un poco al personaje. Os recuerdo que reinaba en Granada Badis, un rey beréber, zirí, bastante bruto, inculto y bebedor. El reino estaba en manos del visir judío Samuel ibn Negrella. Granada era en verdad Ciudad de los Judíos porque la comunidad israelita era muy grande, desde luego bastante poderosa y bien integrada entre los beréberes Sinhaya que dominaban el reino. A Granada acudían los grandes sabios judíos de toda España, cristiana o musulmana.
Gabirol, el gran filósofo malagueño, había nacido 1.021 y seguramente coincide el nacimiento de Ezra con algunas de sus muchas estancias en Granada.
La matanza de judíos en Granada, como consecuencia de los enfrentamientos de José, el hijo de Samuel, con los beréberes granadinos, se produce en el 1.066, por tanto once años después del nacimiento de Ezra.
En este mundo nace Moisés.
Era hijo de una ilustre familia que había participado activamente en el gobierno de la ciudad. Su niñez se desarrolla en un ambiente de cultura, poesía y desarrollo literario. Recordad que Negrella, el visir granadino, era un excepcional poeta. A él se podría aplicar lo que Lope de Vega decía de Julio Cesar:
Letras y armas igualaba.
Mientras más la guerra ardía,
Si peleando, escribía.
Si escribiendo, peleaba.

No consta que afectaran a él o a su familia las matanzas de judíos producidas en el año 1.066 en tiempos del reinado de Badis, motivadas por el odio al visir José Negrella. Sí sabemos que como casi todos los judíos granadinos, tras esta matanza sale de su ciudad hacia Lucena donde transcurre su juventud y donde recibe una amplia formación. Allí fue discípulo de ibn Gayyat, su maestro en la ciencia judía. Probablemente también aprendió de él las técnicas de la poesía.
Luego vuelve a Granada donde fue alto funcionario de la corte real.
Fueron para él esos años de madurez en Granada muy felices. Granada era lugar de encuentro de poetas. Ezra invitaba frecuentemente a otros poetas judeoespañoles, como Jehuda ha Leví, al que protegió y del que se hace gran amigo. Sus reuniones con amigos poetas las perpetúa en versos bellísimos llenos de embriaguez y sensualidad:
Dame la copa que haga reinar mi alegría
y aparte su pena de mi corazón.
Apaga con mi llanto el rescoldo de su fuego
porque en él quema su ardor.
Teme al destino porque sus dádivas
Son como veneno de áspid con un poco de miel dentro
Y por la mañana seduce a tu alma con su placer
Pero en la tarde misma espera sus engaños.
Bebe de día hasta que decline el sol
y recubra su plata con su oro por la noche
hasta que huya como un negro
y la mano del alba agarre su talón.

Y otro poema recordando las mesas de sus banquetes:

La mesa era como un firmamento y sus copas como
estrellas brillaban en las manos de los que la rodean.
Y ciertamente al dirigirlas a su boca
de oro untan su mano y sus mejillas.

Esa época luego nunca la olvidará. Será siempre su nostalgia y su recuerdo.
Al llegar los almorávides en 1.090, cae el último rey zirí de Granada y se termina el reinado de los taifas. La comunidad judía fue aniquilada de nuevo y la familia entera del poeta pierde todos sus cargos. Una misma generación de judíos soporta dos exterminios. Esto deja el él una gran huella. Sin sus amigos, sin su comunidad judía se siete un extraño en Granada.
Mirad lo que dice.
Sigo en Granada como si fuera un extranjero; soy en esta ciudad, cuyo bullicio y esplendor han declinado, como un gorrión que ha perdido su nido; y en esta generación descarriada y corrompida, soy como un pájaro desterrado; no hay refugio para mí y no queda nadie que se acuerde de mi persona y se interese por mi salud.
Ve cómo ha quedado la comunidad judía y lleno de tristeza por la partida de sus mejores amigos abandona la ciudad.
Se va a la España cristiana donde se lleva otra gran decepción. En las comunidades judías asentadas en Castilla no encuentra la acogida ni la comprensión ni el ambiente cultural que demanda todo poeta.
El poeta vagó por España. El destino le ha llevado a vivir en uno de los castillos, probablemente de Burgos.
Amargado decide ganarse la vida halagando a mecenas, buscando su favor y haciendo poesía en su honor.
Ya siempre viviría lleno de recuerdos de la Granada en que nació.
Suspira por Granada. Allá donde llegaba en su caminar errante soñaba con su tierra,
la más deliciosa de las tierras. Sueña a Granada, la gloriosa, por las montañas de Senir.
Su suerte le ha alejado de mansiones lujosas. Vive en Castilla,
tierra salvaje, ávida de una brizna de ciencia, gentes sedientas de las aguas de la fe, hombres que se las dan de sabios sin serlo, que pretenden ser profetas sin tener una visión.
Su muerte es para él una liberación en 1.135.
He podido leer, diría mejor saborear muchos poemas de nuestro autor. Me han entusiasmado.
Al leer a este poeta he recordado a García Lorca.
La lectura de sus versos me ha hecho verle disfrutando de los jardines de Granada.
El jardín se reviste de túnicas multicolores,
Ropaje bordado la capa de su césped;
Los árboles se cubren con mantos de variados tonos
y muestran sus maravillas a cuantos los miran.
Los nuevos brotes consagrados al tiempo
salen sonrientes ante su venida,
mas delante de todos pasa la rosa
como un rey, pues en lo alto se eleva su trono;
sale de entre la guardia de sus hojas,
y cambia los vestidos de su cautiverio.
Si alguno no bebe su vino junto a ella,
¡que cargue con su culpa!

Contempla la manzana, de la que,
La manzana, en verdad, no la ha creado Dios
sino como delicia para quien la huele y besa.
Al ver lo verde y rojo, me parece ver en ella
unidos el rostro del amado y del amante.

La primavera y el vino.
El tiempo frío huye como una sombra, su lluvia
Escapa y con ella sus carros y jinetes.
Se ciñen turbantes de flores las colinas,
y la llanura túnicas de césped y hierba,
hacen llegar hasta nosotros aromas de incienso
escondido en su seno durante el invierno..
Dame la copa que hace que reine mi alegría
y aleja de mi corazón el dolor.
Bebe durante el día hasta que decline la tarde y el sol ponga una capa de oro sobre su plata.

Afirma el poeta que hay cinco cosas importantes en la vida:
Una figura hermosa, un vaso de vino, un jardín,
el canto de los pájaros
y el murmullo del agua en la acequia.

Así define el baile.
Danza la gacela en la fiesta,
Y sobre su corazón brotan dos granadas,
Mueve ligera sus pies, como si
Fuera pisando puntas de espadas.

Poemas de amor, sensuales, casi hedonistas, de una belleza impresionante:
Acaricia de noche los pechos de la hermosa,
y besa durante el día los labios de la bella.

Rechaza a cuantos te reprochan, aconsejando según
les parece, y acepta las palabras rectas de mi boca.
No hay vida si no es junto a esas hermosuras
que fueron robadas del Edén para atormentar a los
vivientes. ¡no hay hombre vivo que no las desee!

Mezcla tu corazón con los placeres, regocíjate,
y bebe junto al torrente un pellejo de mosto de
vino al son del laúd, la tórtola y la golondrina:
danza y alégrate batiendo palmas,
embriágate y llama a la puerta de la cierva graciosa.
Estas son las delicias del mundo; toma tu parte
De ellas cual de carnero de investidura, que sea
Tu porción la misma de los jefes de los sacerdotes;
No dejes de chupar los labios y la saliva hasta que
Tengas lo que te toca: el pecho y el muslo.
Imaginad que estamos charlando con unos amigos en una noche cerrada en Granada. Nos alumbran las velas colocadas encima de una mesa. El poeta sueña e imagina:
Enferma de amor llora amargamente por la noche.
Lágrimas caen por sus mejillas.
Regocija a los contertulios con su risa,
mientras el fuego va devorando la carne de su cuerpo.
Parece débil, pero si alguien corta su cabeza,
muestra que ha sanado de su enfermedad.

Hermana del sol encendida en noche oscura,
¿cómo podrá brillar un sol en la tiniebla?
¿Es alta como una palmera, di, o
una lanza de oro clavada ante nosotros?
El fuego derrite su cuerpo, ella ríe,
sus lágrimas se vierten por sus mejillas.
Cuando está a punto de morir, le corta
alguien la cabeza y revive sin pócima.
Nunca hemos visto antes de ella una criatura
que a un mismo tiempo ría y llore.

Poemas recordando su huida de Granada.
Ezra escribió un poema autobiográfico a la salida de Granada para el destierro. Abandonó patria y amigos y se vio obligado a errar desterrado por Castilla sin más esperanza que la muerte.
Después que los días de mi juventud se tornaron
cual sombra y se acortaron los pasos de mis años,
la huida me gritó: ¡levanta, despreocupado!,
y a su clamor retiñeron mis oídos.
Me levanté con corazón agitado y partí
errante, mientras mis hijos imploraban al Señor;
eran la fuente de mi vida. ¿Cómo podré vivir sin ellos,
si no está conmigo la luz de mis ojos?
El Destino me ha conducido a una tierra en la que
mis pensamientos y deseos tiemblan de temor,
una gente de labios balbucientes y habla impenetrable;
al ver sus caras decae mi rostro,
hasta que el Señor me anuncie la liberación
de ellos, salvándome con la piel de mis dientes.

En el destierro.
El poeta ya es un hombre maduro y vive solitario en su destierro castellano. Siente una inmensa nostalgia por los días felices que pasó en Granada.
Cuando me viene a la memoria,
mientras camino errante, mi juventud,
se turban mis ideas, se confunden
mis pensamientos y mi mente.
El Destino estaba como un hijo a mi servicio,
Hacía todo cuanto yo mandaba.
Me acompañaban mis hermanos, cuya boca
Me sabía a miel y me olía a mirra.
Me rodeaban mis amigos que habían puesto
los umbrales de su amistad junto al mío
hasta que se irritaron conmigo las fuerzas del Destino.
Mis fiestas se han tornado todas en luto,
Lamentos y voces de duelo en vez de mi alegría.
De toda la gloria de mi casa,
Hombres y mujeres, no veo más que a mí mismo.
En mis entrañas siento dolor, mas ¿de qué sirve,
Hermanos míos, que se encienda mi ira contra el Destino?
A mi alma hará prisionera, ¿cómo voy a quejarme
De que mueran mis amigos y se acabe mi fortuna?

Los poemas que compone en respuesta a su amigo Jehuda ha Leví, o dedicados a la amistad, o de queja, son una maravilla y nos llevan a las añoranzas que cualquier granadino siente recordando su paraíso.
Ve cercana la muerte.
Recuerde el hombre durante los días de su vida
Que está siendo llevado hacia la muerte.
Poco a poco va haciendo su viaje cada día,
Aunque piense que está en reposo,
Como aquel que descansa sobre un barco
Arrastrado por las olas del viento.

(Tudela, Navarra, 1092 - Calahorra, Rioja, 1167). Gran polígrafo judío . Se le considera la figura más representativa de la cultura ibérica del siglo XII, sobre todo por la influencia directa que ejerció en Europa en sus constantes viajes. Poseía una cultura asombrosa, dominando la filosofía, la exégesis bíblica, la gramática, la poesía, la astronomía, la astrología y las ciencias matemáticas. Prácticamente ningún área de la cultura escapó a su curiosidad intelectual.
Hasta fecha reciente no se ha podido tener un perfil completo de su personalidad. Merced a los estudios de Millás Vallicrosa y su escuela, se puede señalar que hay un predominio en su formación de lo científico sobre lo estrictamente literario. Tuvo cargos políticos y mantuvo, al parecer, excelentes relaciones con las comunidades hebreas, musulmanas y cristianas de los países que visitó. Millás señala que es un auténtico representante de la estampa del «judío errante». Pasó la mayor parte de su edad madura fuera de España y aunque no visitó la India extremo que recogen por tradición la mayoría de las historias de la ciencia medieval viajó por los principales itinerarios culturales de Italia, Francia e Inglaterra. Entre 1140 y 1167 hay pruebas documentales de que estuvo en Roma, Salerno, Lucca, Pisa, Mantua, Verona, Beziers, Narbona, Burdeos, Angers, Dreux, Londres y Winchester, y se supone que visitó otras ciudades, aunque no existe constancia. Sus viajes tuvieron un contenido docente tanto hacia las comunidades hebreas como hacia las cristianas. Fue, como Pedro Alfonso , un abanderado de la cultura española en los medios culturales europeos.
Aunque cultivó la poesía, no pasó de ser un poeta mediocre. Su producción poética se fundamenta en la vulgarización en los países latinos de los poemas de sus compatriotas andaluces. Como comentarista bíblico fue racionalista, manifestando dudas sobre algunos pasajes de la Biblia y exponiendo sus textos con una cierta carga de ironía y agudeza. Fue el primero que explicó el paso del Mar Rojo por una marea baja y no por milagro. Sus libros gramaticales y sobre el análisis del estilo son también pioneros en esta ciencia. Entre sus obras no científicas se pueden destacar Base de la Enseñanza, Comentarios sobre el Antiguo Testamento, Comentarios sobre el Talmud, El libro de los seres animados, Initium sapientiae, La puerta de los cielos y el poema Las Delicias del Rey, sobre el juego del ajedrez.
Entre sus obras científicas descuellan el Libro del número, el Libro de las Natividades, el Libro sobre los fundamentos de las tablas astronómicas, Tratado del Almanaque, Tablas Pisanas y un Tratado de astrolabio en latín, etc. El Libro del número es un tratado de aritmética en el que Ibn Ezra utiliza las nueve cifras árabes con el cero, que llama rueda o redondo. Señala la proporción «a es a b como c es a d» ; verifica sus cálculos por medio de la prueba del nueve, que llama, como los árabes, «la balanza». El Libro de las Natividades es un tratado de Astrología. Sus trabajos astronómicos son también muy importantes: la Astronomía era en tiempo de Ibn Ezra la ciencia que los científicos europeos buscaban con más avidez entre el bagaje cultural que pudiera llegar de España. En los Fundamentos de las Tablas Astronómicas (recensión muy ampliada de las Tablas Pisanas que redactara él mismo en 1145), escritas en la región de Dreux (norte de Francia) en 1154, demuestra su categoría científica al presentar una obra crítica, en la que coteja con el sistema ptolemaico los utilizados por los indios y por Muhammad ibn Musa al-Jwarizmi, Maslama de Madrid y Azarquiel de Toledo. Después de una exposición generalmente rigurosa de tales teorías, y de mostrar sus divergencias, señala que la no existencia de uniformidad no impide que se siga ejercitando la astronomía, pues en esta ciencia hay algunas cuestiones que no pueden reducirse a una fórmula perfecta, caso similar al de las matemáticas en lo referente a la razón entre la circunferencia y el diámetro. Además de estas interesantes tesis, que le permiten profundizar en su doctrina trigonométrica, cabe destacar el que algunas opiniones de astrónomos medievales se nos han conservado, aunque sea parcialmente, gracias a esta obra (tal es el caso de la obra de Azarquiel, Sobre el año solar). Otra interesante contribución astronómica de Ibn Ezra es un tratado sobre el astrolabio, redactado en latín, hacia el año 1160, en Inglaterra.

1 comentario:

  1. Hola, muy interesante, me lo llevo para mi pagina de FB y pondre un link a esta.

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